EL HILO DE ARIADNA
“Arriesgarse es perder un poco.
No arriesgarse es perderlo todo.”
EL HILO DE ARIADNA le propone al público un juego: convertirse en viajero mitológico que recorre sus caminos, encrucijadas y pasadizos tras las huellas del Minotauro, habitante inmemorial de sus confines.
El espectador – viajero se va convirtiendo gradualmente y sin proponérselo conscientemente en un Teseo que juega a buscar al Minotauro interior. Es un juego dramático a través de la memoria. Al perder los ojos, el viajero accede a la clarividencia de sus sentidos. Para proseguir el camino, debe entregarse al hilo invisible de intuiciones que no se limitan a proporcionarle información sino que revelan una dimensión poética vinculada a la memoria, la intuición y la premonición.
La oscuridad descodifica el cuerpo: las manos ven, la nariz evoca, los oídos sienten el silencio. El viajero regresa a sus orígenes y huele, palpa, percibe como si fuera la primera vez. La búsqueda de un lenguaje sensorial responde a la necesidad de recobrar el cuerpo como fuente de conocimiento.
EL HILO DE ARIADNA se mueve entre paradojas y recupera rutas perdidas: Para ver hay que cerrar los ojos. Para escuchar es preciso el silencio. Para encontrar hay que perderse El laberinto es un camino de ida y vuelta, de muerte y nacimiento. De ida, en medio del riesgo, al centro habitado por el Minotauro; de regreso a la luz del día, con los sentidos y la memoria enriquecidos.
Este espectáculo tiene ya más de 30 años de vida y forma parte de una trilogía de Enrique Vargas.